dijous, 27 d’octubre del 2016

Us recomanem... Còmic.

Descobrint les novetats...
Que no, que no me muero: y si me muero no es el fin del mundo de María Hernández Martí i Javi de Castro.



No és un llibre d'autoajuda, de consells o moralitzador, ni tampoc una teràpia per enfrontar-se a la malaltia; és un conjunt de relats carregats d'ironia i humor, que donen forma a un testimoni real i sincer del dia a dia de la protagonista, la Lupe, que afronta un càncer de mamà.

Compartim la ressenya de Gerardo Vilches a Entrecomics:
(...) Por eso me ha gustado mucho Que no, que no me muero, de María Hernández Martí y Javi de Castro. Se trata del primer cómic editado por Modernito Books, un pequeño sello madrileño que ha cuidado mucho el proyecto, y ha insistido en él durante varios años hasta llevarlo a buen puerto. Que no, que no me muero no juega en la misma liga que la obra de David B., ni en realidad parte de un interés por crear un cómic relevante: en origen, es un conjunto de relatos breves escritos por Hernández Martí tras superar un cáncer de mama, en los que vuelca no sólo sus experiencias, sino también sus estados de ánimo, sus emociones y reflexiones. No pensó, en principio, que aquello pudiera convertirse en un cómic. Pero al tomarse esa decisión, todo cambia: la manera de enfrentarse a la obra no puede ser, simplemente, trasladarla. Hay que traducirla, como dice la propia escritora. Todo ese trabajo corrió a cargo de Javi de Castro, uno de los dibujantes más prometedores y talentosos del cómic español. Al aceptar el trabajo, asume en realidad convertirse en algo más que un dibujante. Tiene que hacer suyos los textos y, a partir de ellos, crear algo nuevo. Las cuestiones narrativas que indica un guión, como la composición de página, los planos o la secuenciación de las viñetas, serán responsabilidad suya. Puede hacer con el texto lo que quiera.(...)

A pesar de que gráficamente cada capítulo —cuyos títulos responden con sus iniciales al abecedario completo— es independiente, la cohesión narrativa la aporta la voz en primera persona de Hernández Martí, siempre presente, y con una fuerza literaria nada desdeñable, aunque prefiera el camino directo a la elaboración. El cómic está lleno de mala leche y sarcasmo, pero también de miedo y momentos de bajón. Es normal, porque eso es una enfermedad: estás enfadada la mitad del tiempo y jodida la otra mitad. Lupe, el alter ego de la escritora, a veces quiere estar sola, otras necesita compañía. Le toca las narices la compasión de los que la rodean y las preguntas de extraños, y no cae nunca en los buenos sentimientos de manual. Porque estar enfermo es una putada y sonreír no va esfumar el cáncer. Por eso Javi de Castro acierta de pleno al parodiar los mensajes motivacionales de Mister Wonderful, una de las plagas de nuestro tiempo.

Que no, que no me muero consigue ser fresca y no caer en lugares comunes, y es, también una lectura muy divertida. Nos reímos con Lupe, sufrimos con ella, más que en lo previsible, en los pequeños detalles, en esas cosas en las que nadie piensa cuando piensa en un cáncer. En lo cotidiano y en lo personal, y en el esperpento que surge cuando el drama choca con las convenciones sociales y la gente en general. De Castro lleva los textos de Hernández Martí a alturas notables, y demuestra que la experimentación no es, pese a lo que muchos creen, superflua, pedante o gafapasta: cada invento en este cómic tiene su sentido, y sirve para lograr un efecto dramático y narrativo concreto, que enriquece no sólo el aspecto gráfico, sino el conjunto de la obra: ya va siendo hora de que dejemos de aplicar análisis trasnochados al cómic que distinguen aspectos que no están separados ni siquiera en una obra como ésta, cuyo logro, precisamente, es conseguir una armonía perfectamente equilibrada.